miércoles, mayo 28, 2008

Microversiones de la realidad ficcional

Reseña del libro “Todo es nuevo bajo el sol”, de Enrique Jaramillo Levi, Editorial Letra Negra.


Por Federico von Baumbach

“La microficción es esa narración breve en la que se potencia al máximo la intensidad expresiva mediante una gran concisión del lenguaje para conseguir una estructura narrativa clara, concisa y contundente, que es al mismo tiempo espacio literario abierto, lúdico, en el que poder utilizar la ironía, el misterio, el juego intelectual, literario y lingüístico”, asegura Julia Otxoa. Y es en este juego literario e intelectual en el que se embarca el prolífico escritor panameño Enrique Levi a través de su libro de microcuentos Todo es nuevo bajo el sol (Editorial Letra Negra, 2007).

Levi recorre con agudeza y precisión un abanico de temas disímiles en su abordaje narrativo, alternando la crueldad y la sensibilidad a partir de una prosa que trabaja con frases cortas de inicio y oraciones un poco más largas después, otorgándole a los cuarenta microrrelatos que componen este volumen, un ritmo dinámico pero que no pierde en ningún momento de vista la profundidad temática de lo que se quiere contar. Texto germinal, microcuento que abre el libro, bucea en el perfil del editor Tangencio Barrioviejo, quien un buen día descubre el potencial literario del recientemente fallecido escritor Lisandro Javier Endecha, adueñándose del talento del literato al descubrir que todo es nuevo bajo el sol. De esta forma Levi juega con la trasgresión del refrán popular que afirma que “No hay nada nuevo bajo el sol”, utilizando para la ocasión la intensidad narrativa que otorga las formas breves. Así, en el microcuento de título homónimo al libro señala: “Alguien me dijo que el mundo está poblado de cosas conocidas, lugares comunes la mayoría, que ya no hay nada nuevo bajo el sol. No es cierto. Hasta lo más trivial, sabiéndolo percibir e interpretar, es nuevo (…) contrario a lo que dice el dicho, en realidad todo es nuevo bajo el sol.”

El tema de los refranes populares también aparece en otros microcuentos, como por ejemplo Oídos sordos (“A palabras necias oídos sordos”). O en la impecable venganza de un hombre que fue golpeado por otro descripta en Dadas las circunstancias, donde el nivel de agresión verbal crece hasta estallar de la manera menos esperada, ratificando la idea de que “En todas partes se cuecen habas.”

Resulta interesante de destacar, por otro lado, la mirada que el creador de Catalepsia (su primer libro de cuentos) tiene acerca de la importancia de reivindicar la capacidad intuitiva del hombre frente al dominio del mundo racional moderno: una intuición que por momentos ronda y aflora en los aspectos más instintivos y primitivos de la condición humana. En La oportunidad, el acto sexual inaugural de un hombre de casi sesenta años conduce a éste hacia el camino de la muerte, a pesar de haber tenido la capacidad e inteligencia para prever esa situación.

La presencia y el entrelazamiento de las dimensiones fantásticas y oníricas borran los límites entre lo real y lo imaginario hasta el punto en que el lector llega a preguntarse: “¿Qué es lo real?”. “(…) nunca sé si soy real porque el cuerpo que vive mi sobrevivencia está despierto, o si lo soy porque viajo en un sueño por la piel de quien es soñado.”, escribe en Sueños de bacteria. Justo a tiempo, por otra parte, focaliza en el tema del sueño desde la perspectiva de un niño-ángel que sueña aquello que efectivamente es sin llegar a darse cuenta. O los intentos de cambiar aunque sea sólo en el plano de lo onírico, como ocurre en Cambiar, donde el personaje va arrancándose la piel de la parte delantera de su cuerpo como intento de mostrar la verdadera esencia de su ser, despertando finalmente dentro de otro sueño posible.

No podía faltar dentro de un libro de microcuentos, el cálido homenaje a uno de los maestros del género, Augusto Monterroso. En Monterroso la prosa de Levi alude intertextualmente a uno de los microcuentos más conocidos del escritor guatemalteco, El dinosaurio, dándole una vuelta de tuerca a la imagen que se plantea en ese relato al incluir en el mismo al propio autor: “No había nada ni nadie a su lado cuando despertó. Monterroso se sintió afrentado. Nunca le habían hecho algo así.”Ganador en 2005 del Premio Nacional de Literatura como cuentista, Jaramillo Levi ratifica con experiencia y originalidad su condición de narrador y renovador del género dentro del escenario de las letras panameñas, pugnando por establecer nuevas pinceladas de creatividad en un mundo donde todo parece ya escrito, reflexionando sobre lo que significa el complejo proceso de escribir, y sobre todo escribir poesía (El haikú que no fue), e intentando plasmar su mirada y concepción tan verdaderamente ficcional en “Un libro intelectual, intenso, lúdico, diferente (…) cuyo título (…) yo respeto escrupulosamente: Todo es nuevo bajo el sol.”