miércoles, enero 28, 2009

Entrevista de Andrea Andrade a Betina Mariel Bensignor:

¿Por qué un taller de escritura y no un taller literario?
Porque no se trata de escribir en el estilo de un autor, ni siquiera en un género en particular. Todos tenemos algo para decir, algo que no está escrito por nadie, esa originalidad es lo que me interesa que descubran en mis talleres; más que un estilo en particular busco que puedan sacar lo personal y auténtico, lo no dicho, que hace de cada relato algo tan único como lo es cada persona.


¿Cuál es la metodología de trabajo?
Fundamentalmente, el juego, el intercambio y el humor. Sin teorías, sin disertaciones ni grandes prólogos: una propuesta lleva a la otra y los alumnos están prácticamente 60 minutos escribiendo casi sin darse cuenta. Todos comentan lo mismo: que se les pasó el tiempo volando.
La idea que les propongo es adquirir herramientas para la escritura espontánea y expresiva, que puedan llevarse recursos útiles para cualquier estilo literario: poesía, cuento breve, guión, reportaje, diario íntimo, relatos de humor, diálogos dramatúrgicos, cartas, artículos periodísticos.
Lo que hacemos es leer, inventar, modificar, intercalar textos, trabajar solos y en grupo para motivar la independencia en la escritura y dar libertad a la imaginación.
A partir de las primeras clases algunos descubren partes suyas que no conocían, en especial, esto de poner en palabras sentimientos o ideas con los que no estaban en contacto.


¿A quiénes está dirigido?
A gente de todas las edades, con o sin preparación, la propuesta está dirigida tanto a personas que quieren hacer sus primeros pasos en la escritura como para aquellos que quieren perfeccionar o bucear en sus propios recursos para después volcarlos en la escritura profesional.


¿Se necesita alguna formación o experiencia anterior?
No, en absoluto, sólo el deseo de escribir. Muchas personas sienten la escritura como algo pendiente muy deseado y a la vez temido. También suelen verla como algo lejano, inaccesible, como si escribir fuera patrimonio sólo de los escritores.
Las palabras son uno de los mayores tesoros de la humanidad y es necesario democratizarlas, socializarlas, jugar y convivir con ellas diariamente de un modo amoroso, no distante ni ajeno. Todos podemos cantar, bailar y escribir sólo por ser humanos, eso no debería ser privilegio de unos pocos artistas dotados o el fruto de larguísimos años de estudio.
No me estoy refiriendo a la escritura académica ni a la literatura como profesión, hablo de poder expresarse a través de la palabra de la misma manera que los amantes se expresan a través de las caricias o los artesanos a través de los objetos a los que les dan vida. Creo que se trata de eso: de expresar la vida.